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El Milenio y el Fin del Pecado: Un Viaje Profético hacia la Restauración

  • Writer: Francisco González
    Francisco González
  • May 9
  • 2 min read

Updated: May 9

El milenio es mucho más que un período de mil años. Es una promesa divina, un intervalo de justicia celestial que separa la primera y la segunda resurrección. Durante este tiempo, Cristo reina con sus santos en el cielo, mientras que la tierra permanece desolada, vacía, y habitada únicamente por Satanás y sus ángeles.

Este tiempo sirve como un juicio para los impíos, una pausa cósmica en la que la creación entera respira, antes de la restauración total. Es el momento en que el universo contempla las consecuencias del pecado y se prepara para un nuevo comienzo.

Al final del milenio, la Santa Ciudad descenderá a la tierra. Entonces, los impíos resucitarán y, junto a Satanás, intentarán atacar la ciudad. Pero el fuego de Dios los consumirá. Así, la tierra será purificada, y veremos cumplida la promesa de “un cielo nuevo y una tierra nueva, en los cuales mora la justicia” (2 Pedro 3:13).

Momentos Clave del Milenio

  1. Segunda Venida de Cristo: Jesús desciende como Rey victorioso. Los justos son transformados, y los impíos perecen ante su gloria.

  2. La Tierra Queda Desolada: Como profetizó Jeremías, la tierra se convierte en un lugar sin vida humana, vacía y cubierta de oscuridad.

  3. Satanás es Atado: Sin nadie a quien tentar, Satanás es forzado a reflexionar sobre el mal que ha causado.

  4. Juicio Durante el Milenio: Los santos participan en el juicio de los impíos. No para decidir su destino, sino para entender la justicia de Dios.

  5. La Segunda Resurrección: Los impíos resucitan para recibir su sentencia final.

  6. Ataque a la Ciudad Santa: En un último intento de rebelión, los impíos rodean la Nueva Jerusalén. Pero el fuego desciende del cielo y los consume.

La Purificación Final

El fin del milenio culmina con la purificación de la tierra por fuego. Los cielos pasarán, los elementos serán deshechos, y Dios creará un nuevo hogar para su pueblo (2 Pedro 3:10-14). No habrá más lágrimas, ni muerte, ni clamor. “El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo” (Apocalipsis 21:7).

Esperanza Eterna

Este mensaje nos recuerda que el mal no reinará para siempre. Que hay un plan, una promesa, y una victoria asegurada. Que después del juicio viene la restauración. Y que al final de todo, estaremos con Dios en paz, en una tierra renovada.

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